miércoles, 8 de febrero de 2012

INVITAR EN CASA. LA ANFITRIONA PARTE l.


El anfitrión es el que invita, osea, el que paga la cuenta del restaurante o que te recibe en su casa, pero claro, si es en casa es la anfitriona la que se encarga de todo salvo casos aislados. Muy aislados. Invitar en casa es un acto de generosidad, es compartir  la parte más íntima de su vida. Antes era lo más normal del mundo, ahora, "con la incorporación de la mujer al mercado laboral", las cosas han cambiado mucho. Me hace mucha gracia pero es que parece que las mujeres que trabajamos tenemos la culpa de todos los males del mundo.

Cuando yo era pequeña, era muy frecuente que por las tardes fuéramos de visita, ya fuera a visitar a una tía-abuela viuda o cualquier otro pariente y no hacía falta que el visitado tuviera ninguna enfermedad, simplemente se le visitaba. Y éste te ofrecía un café con pastas o una naranjada si era verano. Y a los niños, pan y chocolate.

Y no cogías por sorpresa al visitado, que es lo que más me gustaba, que la gente siempre estaba aparente para recibir visitas. Ahora tiene que existir un motivo y avisar que vas por si acaso, no vayas a molestar o llegues en un momento inoportuno.

Una de mis anfitrionas favoritas es mi amiga María. María es de esas mujeres que ya no quedan en nuestra generación, que sabe hacer de todo, incluido cocinar y que te abre las puertas de su casa nada más conocerte. Y no sólo eso. Además se deja la piel en prepararte sus especialidades, en poner una mesa bonita y en hacer que te mueras de la risa con sus chistes. Y encima te recibe hecha un brazo de mar, cosa que no hacen otras, que te abren la puerta en chandal o con el delantal puesto.

(María espera un niño, que no vendrá de París como indica la tradición, sino de Rusia. Un niño muy querido y muy deseado que no sabe la suerte que ha tenido, porque en el que va a ser su hogar muy pronto va a encontrar mucho amor, pero también disciplina. Sergei es un niño muy guapo, rubio, como su madre María, a la que curiosamente, se parece un montón).

A lo que iba. Invitar en tu casa es, tener que preparar siempre algo de comer, ya sea un almuerzo (más bien en domingo), una merienda o una cena. Pero no sólo eso. También hay que tener la casa impoluta, los baños con toallas limpias, la tele apagada y el perro o el gato en una habitación donde no molesten. En España las celebraciones de cualquier tipo no existen si no hay algo de comer y beber.

Mi amiga Elena acaba de hacer una pequeña reforma en casa y por eso va a celebrar una reunión con sus mejores amigos donde no va a faltar un picoteo a base de tapitas y un buen vino. En Francia es una costumbre ("pendre la crémallière", se llama), y como ella fue francesa en su vida anterior, sigue las tradiciones galas. Así que está muy contenta porque la gente que mejor le cae va a conocer la reforma que ha hecho en su casa y que tantos quebraderos de cabeza le ha causado.

En la próxima entrega, consejos para ser la anfitriona perfecta.




















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